Hoy es Martes y ni yo mismo esperaba estar de regreso a casa a esta hora. Son sobre las cuatro de la tarde, he arreglado pronto un asunto que me habría retenido toda la tarde y regreso inesperadamente a casa. Nada mas llegar pienso que será interesante visitar a mi vecina.
Al entrar desde el jardín a la cocina por la puerta trasera la encuentro sentada de espaldas, saboreando una taza de café y leyendo tranquilamente unas hojas de un libro. Debe ser uno de esos momentos agradables del día, sola en casa ha terminado de recoger todo y se toma unos minutos para relajarse antes de empezar.

Sigilosamente me acerco, le rodeo los hombros y le beso el cuello sin oportunidad de escape. Teresa se sorprende y se enfada momentáneamente. Luego cuando me reconoce, se relaja y se deja querer. Me invita a un café. Cuando me lo trae la hago sentar sobre mi regazo y empezamos a charlar. Mi mano se posa sobre su rodilla y la otra toma su cintura. Me encanta acariciar la piel de tus piernas, tus tobillos y tus pies mientras me cuentas esas cosas triviales que a casi nadie interesan pero que nos distinguen unos de otros.

Por los huecos entre botones de la bata, veo parte de tus muslos, tu vientre y parte del sostén. Desabrocho el ultimo que me permite acceder a tus piernas. Luego deshago el siguiente y disfruto de jus piernas. Con la mano dibujo el perfil de tus pecho y lo acaricio deslizándola por encima de la tela.

Desabrocho otro botón que me permite acariciar tu tibia piel, y así sucesivamente hasta abrir de arriba a bajo la bata. A tientas logro desabrochar el sujetador, liberando tus pechos y dejándolos a mi alcance. Los tirantes quedan flojos y mi mano se coloca encima de tu pecho, rodeándolo y rozando levemente el pezón. Nuestra respiración se empieza a acelerar y resulta difícil seguir con la inocente conversación que manteníamos.

Te levantas, te desprendes de la bata y terminas de quitarte el sujetador. Luego se vuelves a acomodar en mi regazo. Me rodeas el cuello con tu brazo y con tu mano me acaricias la cara y me desabrochas la camisa, jugando a continuación con m vello. Al sentarte de nuevo sobre mi te hago sentir mi polla hinchada contra tus nalgas. Golosamente acerco mi boca a tus pechos y lamo suavemente los pezones, mientras mi mano acaricia tus pantorrillas. Te sientas a horcajadas sobre mis piernas dándome la espalda. La beso, la acaricio y la masajeo. Alargo las manos y desde atrás recojo ambos pechos, me pego a tu espalda y te muerdo donde el cuello se une a los hombros. Te levantas y te quitas las bragas moviendo el culo muy sensualmente delante de mi. Me arranco la camisa y de un tirón llevo mis pantalones y el boxer hasta los tobillos. Me siento y espero a que te acomodes encima de mi. Dándome la espalda, acercas tu mano hacia mi polla que se empina hacia el cielo, la diriges a la entrada de tu coño y te dejas caer lentamente hasta que se clava en tus entrañas. Con mucha dificultad la polla se abre paso y se va incrustando en tus entrañas.

Tu gimes al sentirte así penetrada; yo deseo que finalmente mi polla se clave hasta el fondo para poder respirar un poco ya que el roce es tan intenso que me hace daño. Lentamente te empiezas a mover tus caderas sobre mi regazo, a un lado y a otro, adelante y atrás, haciendo que mi capullo que esta profundamente perdido urge por tus entrañas proporcionándonos las mas exquisitas sensaciones. Me hace separar las piernas, y ahora te sientas sobre mi pubis con tus piernas juntas. Tu chochito esta ahora mas apretado todavía, pero ahora puedes hacer unos movimientos hacia arriba a abajo que mi polla esperaba impaciente. Cada vez esta mas húmeda y los movimientos son mas suaves, pero todavía son lentos y con poca amplitud, ya que apenas llegas al suelo para apoyar los pies.
Te ayudo cogiéndote de las caderas y de las nalgas para facilitar tus movimientos, pero aunque muy estimulantes no toman el ritmo suficiente para llevarnos al éxtasis esperado.
Sin sacarla de este refugio tan agradable, te cojo por la cintura y me incorporo lentamente detrás de ti. Te hago inclinar hacia delante hasta que tus antebrazos se apoyan sobre la mesa. Ahora si que puedo darte con fuerza, rápido y lento,…con mucho cuidado o con cierta rudeza… eso depende de ti…

Empezamos despacio… haciéndote notar como entra desde el capullo hasta el fondo.
Junto a mi veo una aceitera… ¿como será si añado unas gotitas de aceite?, me pregunto.
Me respondo rápidamente haciendo caer unas gotas al final de tu espalda que corren impacientes a perderse en la raja de tu culo. Tu apenas has notado como se deslizaban sobre tu piel, pero enseguida hacen su efecto al terminar su recorrido mezclándose son los flujos que envuelven mi verga.

Repito con unas gotas mas. Se repite el transito hasta confundirse con sus predecesoras.
El efecto es inmediato. Mi verga entra y sale con una suavidad extrema y mis ganas de penetrarte fuerte, en todas las direcciones y rápidamente son inmensas. Dejo mi verga a medio meter y echo un generoso chorro de aceite entre esta y la raja del culo. El aceite moja completamente mi pubis, tus nalgas y chorrea alegre a lo largo de tus muslos.

Empiezo a bombear con fuerza y se escuchan unos fuertes chasquidos al tropezar nuestros cuerpos. Al principio me cohibe un poco, pues no esperaba unos ruidos semejantes. Después de varias embestidas los encuentro estimulantes y cada vez que nuestros cuerpos topan y se oye un plash…plash…. plash… que nos marca el ritmo.

Con tanto aceite, mis manos se deslizan sobre tu piel con mucha suavidad y las caricias se hacen de lo mas tierno. Para mantener la intensidad de las caricias, intercalo apretones y pellizquitos, al tiempo que hago entrar mi verga con diversas inclinaciones. Tu chocho esta completamente dilatado y muy suave. Lo penetro fuerte y rápidamente. Nuestros cuerpos producen unos fuertes chasquidos que se mezclan con nuestros jadeos, hasta que por fin llega el orgasmo.

Mientras que sobre la mesa te contorsionas e innumerables contracciones te sacuden tu pubis, mi dedo índice se introduce en tu ano aprovechando la excelente lubrificación que tenemos. Tu sensación la percibo explosiva y esta travesura me hace llegar al orgasmo como nunca.

¡Que bueno es el aceite puro de oliva!

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