100 fotos amateurs porno de orgía con un negro. Si has leído bien, amigo o amiga, 100 fotos amateurs porno de orgía con un negro. Pero no solo eso, hoy sábado queremos despedir la semana en Vecinitas.net como dios manda y es que estos últimos días no hemos escrito ningún relato erótico y ya tocaba, que sé que os gustan mucho a todas y todos. Aquí empieza:
-Chicas ¿Estáis preparadas para irnos al gimnasio? – Dice Karen.
-Espera un momento Karen, me estoy poniendo las bragas ¡Es un momento! – Contesta Lisa.
-Voy… voy… ¡Esperadme! – Como siempre tarde Lidia.
En el viaje en coche camino hacia el gimnasio las tres amigas estuvieron haciendo bromas sobre los penes de los hombres negros. Dice Karen que atenta conduce:
-Chicas, ¿Os habéis fijado en el profesor de natación? ¡Qué polla debe tener! Me encantaría tenerla entre mis manos.
-Me he fijado, pero a mí me dan un poco de miedo esas grandes y negras pollas de hombre negro ¡Son exageradas! –Contesta Lisa-
-A mí por el contrario, me gustaría tenerla dentro de mí. Debe de ser fantástico recibir semejante miembro en el fondo de tu vagina. ¡Qué delicia! –Exclama Lidia-
Las tres llegan riendo y en el fondo excitadas por la conversación que mantenían, entre las tres habían acordado conquistar al profesor de natación para disfrutar de él durante un día. Fue Karen a la que le tocó el papel de conquistadora, es ella la que tendría que intentar ligárselo y llevarlo a la habitación de un conocido hotel de la ciudad. Tenían una cosa muy clara, a casa no llevarían nunca a nadie, su casa era para ellas y nada más que para ellas. En plena clase de natación Karen se acerca al profesor y le dice:
-¿Te apetece follarme a mí y a mis dos amigas?
Karen a creído siempre que la mejor manera de ligar es la de realizar las preguntas lo más claramente que se pueda. Es un poco directa pero es la forma más efectiva. El profesor apenas no ha sabido que contestar:
-¿Quiénes son tus amigas?
-Esa y aquella, le indica Karen ¿Te gustan?
-Soy un poco mayores para mi gusto, pero acepto. ¿Cuánto me pagaréis?
-¿Cómo que cuanto te pagaremos? ¡Nada! Sabes que te digo, ¡Que te la pique un pollo!
Karen indignada y en plena clase se ha acercado a sus amigas y en voz baja les ha contado las pretensiones del profesor. Las tres se han echado a reír y se han dicho para sí, amigas ya hemos dejado de ser jovencitas, ahora los hombres pretenden que les paguemos para que se acuesten con nosotras ¡Es dura la realidad! Dice Lidia como siempre lanzada, en voz bien alta:
-Amigas, de vuelta a casa pasaremos por la tienda de artículos de sexo y nos compraremos una buena polla negra. ¡Eso nos bastará!
Se echaron a reír y todos se quedaron mirando, el profesor no daba crédito a lo que estaba sucediendo. Por lo visto eran las primeras mujeres maduras que lo rechazaban, eso era un duro golpe a su ego, el mismo golpe que él les había dado a ellas.
Llegaron a casa con una buena polla de hombre negro fabricada en látex, cuando la sacaron del bolso todas reían, habían comprado una polla de hombre negro de 50 centímetros de longitud y 6 centímetros de diámetro, semejante instrumento daba miedo nada más verlo. Karen comenta:
-Amigas que bajo hemos caído. Con nuestra edad cuando queramos una polla de hombre negro tenemos dos posibilidades, le pagamos o la pagamos. ¡Qué triste es la vida! ¿Creéis que habrá algún hombre que se acueste con nosotras sin pagarle?
-Por supuesto que hay hombres que se acostarían con nosotras, además pagarían gustosos. Tenemos un cuerpo que para sí querrían muchas mujeres de 35 años. Lo que pasa que ese profesor es un gigoló, es su profesión. Si queréis un buen semental dejadme a mí, no tardo ni media hora en tener uno en esta casa, y gratis. –Dice Lidia-
-No, Lidia, hemos quedado que en esta casa no entrará hombre alguno que no conozcamos desde hace tiempo –Contesta Lisa-
Lidia cuando les hizo el comentario a sus amigas jugaba con las mejores cartas, ella se refería a un antiguo admirador que trabajaba ¡Que trabaja! en la empresa de su ex marido y que estaba coladito por ella, es un chico que había estado varias veces en su casa cenando y por el respeto y fidelidad que le procesaba nunca le hizo el menor caso. Pero ahora es diferente ahora les apetece una buena polla de hombre negro y este chico lo es. Les dice:
-No os preocupéis, a este chico lo conocemos las tres y es de fiar ¿No sabéis de quién se trata?
-No –Contestaron las dos al tiempo-
-¡Y si os digo que es un chico negro que trabaja con mi ex marido!
-¡Ese! Pero si ese está enamorado de ti Lidia. ¡Será muy cruel utilizarlo! –Le dice Lisa-
-Estamos verdaderamente de psiquiátrico. ¡Cómo es posible que pensemos en utilizar a un pobre hombre enamorado para satisfacer nuestros deseos! ¡Qué estoy diciendo, llama Lidia! –Apunta Karen-
Lidia llamó al chico negro de 35 años de edad, que resultó tener una polla de dimensiones algo parecidas a las del consolador de látex. Lidia le contó realmente lo que pretendía de él, y este accedió a complacerlas toda la noche, tanto él como ellas quedaron satisfechos del sexo que practicaron. Lidia les dice:
-Mirad que es sido tonta durante todo este tiempo. Tener una polla de hombre negro como esta al alcance de mis manos y desperdiciar las noches con el cerdo de mi ex marido.
Desde ese día las tres quedaron en no volver a ver nunca más a ese hombre, que como le contaron por teléfono solamente utilizarían como a un pañuelo de papel. Ninguna de las tres quiere amor de hombre, lo único que pretende es sexo esporádico y con diferentes personas para no crear vínculo alguno.
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