twitter de vecinitas tumblr de vecinitas rss

es

ONLINE

AlexiaHard

AlexiaHard

30 años

eses

ONLINE

ClaraShein

ClaraShein

31 años

es

ONLINE

AliciaMarti

AliciaMarti

30 años

es

ONLINE

PreciosaMia

PreciosaMia

30 años

Relato y video porno: La tetona

02-03-2011 - Publicado por admin

cam-tetona.jpgLos asistentes a aquel curso la bautizamos como La Tetona, era una muchachita gorda, redonda por todos lados. Y pese a que su gordura le ahuyentaba cualquier aspirante a novio, ese enorme par de tetas hizo que yo me fijara en ella. Rebeca por su parte andaba en busca de novio y solita se fue acercando a mi, nos hicimos amigos y un buen día se me ocurrió invitarla al cine. Por supuesto que en cuando empezó la película empezamos a caldear, mi lengua traviesa pronto logró que ella abriera la boquita para darnos ricos y apasionados besitos. Mi objetivo eran sus grandes melones y …

 

… ahí fue a parar una de mis manos, pero Rebe al sentir mi mano apretando una de sus grandes glándulas mamarias al momento quitó mi mano diciendo “no, no me toques ahí”, la dejé en paz unos minutos pero seguimos en pleno faje durante el cual intenté meterle mano a sus grandiosas ubres, pero no, ella protestando “ay, no seas tentón”.

Cuando salimos del cine fue obvio para Rebe que yo estaba
enojado: –“¿por qué vienes tan serio?, te enojaste porque no te deje tocarme?,
yo no se nada de eso, además me haces sentir mal, siento mucha pena, tan gorda
como estoy y tu queriendo manosearme ahí, ni siquiera comprendo cómo es que
quieres que sea tu novia, soy fea, gorda y con todo esto tan grande…”, dijo la
tetona señalando sus gloriosas mamilas.

–“No digas tonterías Rebeca, me gustas mucho, para mi no
tienes nada mal, me gustas como estás, y si te quiero acariciar pues siento que
es algo normal entre novios…

–“Pues si, pero me da mucha pena, me gusta mucho como me
besas, pero cuando me quieres tocar mis senos…, no se…, déjame pensarlo…”,
la dejé en la parada de su autobús y nos despedimos con un beso.

En la siguiente ida al cine avanzamos bastante. Llevé a La
Tetona a ver una película caliente, “Cuentos de Canterbury”, y la pobre chichona
nomás pelaba tamaños ojotes con las escenas calientes donde había parejas
haciendo sexo o cachondeandose sabroso. Como no queriendo la abracé y tomando
una de sus manitas se la llevé delicadamente hasta la protuberancia que formaba
mi erección bajo el pantalón. Cuando Rebeca sintió aquello un ligero
estremecimiento recorrió su cuerpo, pero no quitó su mano, más bien apretó
aquello como para sentir y comprobar su dureza aún por encima del pantalón,
luego acercó su rostro a mi y en voz muy baja me dijo: “ay, ¿mira cómo estás?,
lo tienes paradísimo chiquito”.

Sin soltar su nueva adquisición, Rebeca volvió a pegar la
vista en la pantalla, donde una pareja de campesinos hacían furiosamente el amor
recostados sobre el pasto, entonces me lancé al ataque, la apreté más a mi y de
manera imperceptible puse mi mano izquierda sobre una de sus chichotas, al darse
cuenta de aquello Rebeca sólo dejó salir un “huujjjmmm” de su boquita, fue todo.
Ahora si, por fin tenía en mi mano su teta, grandísima, ni siquiera podía
abarcarla toda con la mano, acariciando por encima de su blusa notaba aquella
carne firme, por efecto del brasier, no importaba, me estaba dando un atracón de
chiches fenomenal, la chiquilla se estaba dejando manosear a gusto y por el
ritmo de su respiración se estaba calentando, pero cuando intenté meter mi mano
bajo la blusa y sacarle la teta del chichero, ella me contuvo, con voz bajita me
dijo “ya, ya te dejé hacerlo, ya me agarraste lo que querías, ya estáte quieto
que alguien puede vernos…”, de mala gana solté la teta y ella dejó de
acariciarme el pito. Cuando por fin la dejé en la parada de su camión, todavía
nos abrazamos un poquito, le di dos o tres besitos de lengüita y luego ella
agradecida me dijo: “gracias chiquito, por ser como eres, en el cine te sentí
muy rico, ahora por tu culpa voy a tener sueños muy raros, mañana nos vemos y te
dejo que me toques eso que tanto te gusta”…

El siguiente caldo fue en un parquecito cercano al instituto,
ya era de noche y la Tetona nada renuente se dejó conducir, obediente me siguió
hasta unos frondosos arbustos, la recargué en un árbol y empezamos a fajar, ella
se colgó de mi cuello con sus brazos, nuestras bocas se unieron y mis manitas
empezaron a buscar por dónde llegar hasta sus senos. En esta ocasión Rebeca
llevaba puesta una amplia playera de cuello alto, por arriba no se podría meter
mano, pero por la cintura si. Por ello ahí estaban mis manos, buscando por donde
meterse bajo la playera, lentamente le saqué la orilla de su prenda de la
cintura de la falda y cuando por fin mis manos llegaron a la carne desnuda de su
abultada panza un apagado “huuujjjjummm” de Rebeca fue la señal de que ella
estaba dispuesta.

Con ambas manos recorrí de abajo hasta arriba de su pecho y
por fin las tuve entre mis manos, sus dos maravillosas chichotas, y mientras
intercambiabamos besos de lengua ya le estaba bajando el sostén, quería sacarle
las tetas y si se podía hasta darles unas mamaditas. Ella se percató de mis
intenciones y suspendiendo el beso intentó detenerme: “no hagas eso, mira que me
vas a romper el brasier”, pero nada me detuvo pues logré sacarle los dos
inmensos melones del sostén. Ahora podía acariciarlos mejor, era increíble, pero
con la teta en una mano me percaté de que eran tan grande que cada uno no me
cabía en la mano.

En cuanto Rebeca sintió mis manitas sobre sus melonzotes,
empezó a gemir más, a calentarse más y más. Ya su bajo vientre se repegaba a mi
erección tratando de frotar su sexo sobre aquel bulto parado bajo mi pantalón,
seguí sobando y acariciando sus tetas, ya los enormes pezones estaban erectos,
durísimos a causa de las caricias de mis dedos. Pero en cuanto intenté subirle
más la playera y darle unos besitos en las tetas, la Tetona de inmediato me
contuvo, con ambas manos se cubrió las chiches diciendo: “ay no, eso no!, ¿cómo
crees?, ya te dejé hacer tus cosas, pero eso que intentas no debe ser, además
estamos en un lugar público… nos pueden ver, mira ya mejor vámonos”.
Suspendimos el faje y ya de camino hacia su camión la volví a abrazar junto a un
poste de luz y le di otra tanda de besos a la vez que la intentaba convencer:
“hummm Rebe, quiero tus tetas, las deseo con ansia, las quiero besar, chupar,
mucho, anda acepta”.

–“No papacito, no me pidas eso, yo no se como dices que te
gustan mis senos si estoy tan gorda, los tengo muy gordos, están feos y me da
pena que tú los agarres, ¿qué no ves cómo estoy de fea?, además estamos en plena
calle, ya te dije que nos pueden ver…

–“Así me gustas, ya lo sabes, adoro tus tetas, y no sólo
eso, tengo tantas ganas de hacerte mía, quiero hacerte el amor. Te deseo
Rebeca…

–“Pero ¿por qué?, si estoy tan fea y tan gorda, además nunca
he hecho eso que dices, nunca me he acostado con un hombre. Nunca he estado a
solas con nadie. Sólo de pensarlo me muero de la vergüenza, me moriría de pena
si me vieras desnuda…

–“Eso no importa, ya te dije que te deseo muchísimo, anda
acepta…

–“No, ni siquiera puedo imaginar eso, no sabría cómo. Además
me podrías embarazar, ¿te imaginas?…

–“De eso no te preocupes, podríamos tomar precauciones para
que no te embarazaras, yo te enseñaría, lo intentarímos poco a poco, como un
acto de amor y pasión. ¿Qué tu no sientes lo mismo que yo?

–“Ni me preguntes, nunca antes me había pasado esto. Yo
también te deseo, mucho, cuando me abrazas siento aquello que tienes y siento
cosas muy raras, como mucho calor y hasta siento que el aire se me va…

–“Ahí tienes, también tu lo deseas…

–“Pues si, pero una cosa es que te desee, que nos besemos
rico y hasta que me acaricies, pero de ahí a que lleguemos a acostarnos, hummm,
no, no se. Me sentiría muy mal después, tal vez cuando me veas desnuda me dejes,
o cuando ya lo hayas logrado lo que querías me abandones…

–“No pienses en eso. Yo te quiero mucho y quiero que seas
mía, que hagamos el amor, muy rico…

–“No lo sé, dejame pensarlo, mañana te digo…

*****

Al día siguiente al terminar las clases y cuando ya la iba a
dejar en su camión, le volví a preguntar: “¿entonces qué Rebe, aceptas?”.

–“Ay chiquito, pensé que ya se te había olvidado eso, no lo
se, es algo tan fuera de lo común…, nunca lo he hecho…, ya te dije, pienso
que me dolería muchísimo…, además tan sólo de pensar en entrar contigo a uno
de esos lugares, me muero de vergüenza, la gente me vería entrar contigo…,
imaginó que pensarían mal de mi…, pienso que cuando llegue a mi casa mis
padres se darán cuenta, hasta se me puede ver en la cara lo que acabo de
hacer…, tú a lo mejor sabes más, ¿ya te haz acostado con otras?…

–“No preguntes eso, me gustas tú y lo quiero hacer contigo,
buscaríamos un lugar adecuado y procuraría que no tuvieras que ver a nadie
cuando entremos al hotel…

–“Hummm, no lo sé…, me pones nerviosa, me siento como en
un predicamento, a lo mejor te ríes de mí cuando me veas encuerada, de lo fea
que soy…, no sé, dejémoslo así mejor, ya no me preguntes sobre eso, tal vez un
día sin pensarlo me animo. Oye por qué no vamos a pasear por ahí el domingo
próximo…

–“Si claro, podríamos ir a alguna parte…, o a la mejor
buscamos un lugarcito donde estar solos…

–“No lo se, tal vez, ya no me preguntes nada, tú te darás
cuenta si acepto o no.

Al menos había una posibilidad, tal vez el domingo se la
sepultaría a la tetona, si se confirmaba aquello tenía yo que ir preparado. Si
íbamos a Chapultepec checar si por ese lugar habría un hotelito, la cosa era
agarrar en sus cinco minutos de pendejura a la Tetona y sobres! También llevar
algunos condones. Quedamos en vernos en el metro Balderas a las doce, en los
andenes, pero se me hizo tarde, cuando llegué por fin casi brinca de la emoción
la Tetona.

–“Ay pensé que no vendrías, me entraron unos nervios que no
veas…”.

Me senté junto a ella en una banca, le di un besito y
empezamos a platicar: “mira, no se si tienes conciencia de lo que vamos a
hacer…, para una chica es diferente que para ustedes”, dijo ella, entonces
comprendí: la tetona ya estaba decidida a aflojar las nalgas.

–“Quiza no entiendas, nunca lo he hecho, lo juro, para mi
eso es importante, te daré mi virginidad, serás mi primer y no sé…, a lo mejor
mi único hombre…

–“Claro que entiendo Rebeca, me harás el hombre más feliz
del mundo si te entregas a mi…

–“Todavía no estoy segura de aceptar…, prométeme que no te
burlaras de mi…, promete que si me siento mal y decido no hacerlo
aceptarás…, promete que si te lo pido sólo haremos lo que yo pueda,
aceptarás…, y sobre todo promete que tendrás paciencia y no me forzarás a
dártelo…

Ya cayó!, me dije, “puedes estar segura que para mi significa
mucho que tú te acuestes conmigo, y sobre todo que no te voy a lastimar, voy a
tratarte con cariño y amor…”.

Ella sonrió y se me quedó viendo con aquellos ojitos como de
borregito condenado al matadero. La tomé de la mano y nos encaminamos a la
salida del Metro, tendría que actuar rápido antes de que la vieja se echara para
atrás, ojalá que por aquí cerca haya algún hotelito, pensé. Nos encaminamos
hacia el parque de la Ciudadela, paseamos por ahí un rato, le compré un helado y
cuando reanudamos el paseo lo vi!, si ahí estaba el anhelado anuncio: HOTEL.
Raudo cambié de dirección, ella lo comprendió y me apretó la mano, casi tenía
que arrastrarla. En la esquina nos detuvimos a su pedido: “espera, esperate
tantito por favor”, miró hacía abajo y cuando levantó su mirada me dijo: “te
quiero mucho, nunca te olvides de eso, lo voy a hacer porque te quiero”.

Entramos en el hotel y me dirigí a la administración donde
atendía una vieja malencarada, pedí la habitación y pagué. La pinche vieja con
mirada severa trataba de escrutar quién era la mujer que iba conmigo, Rebeca
siempre mirando a la pared lo evitó. Subimos las escaleras y llegamos al cuarto.

Calma, calma, serenidad y paciencia Solín, me dije. Esperé a
que la Tetona regresara del baño. La vi encaminarse a mi con pasitos lentos,
sonrojada, nerviosa, hasta que llegó hasta el pequeño sillón en que sentado la
esperaba. Hecha un manojo de nervios Rebeca se sentó junto a mi e inmediatamente
iniciamos la sesión de besos apasionados. Mi mano rodeaba ya su gruesa cintura y
ella con la respiración agitada seguía con ansia cada beso, chupaba con pasión
la lengua que jugaba dentro de su boca. Minutos después ya su mano apretaba
sobre el pantalón la protuberancia de mi verga y mi mano desabotonaba uno a uno
los botones de su blusa. Rebeca cooperaba dejándome que sacara su blusa abierta
de la orilla de su falda e insistía en apretar mi verga, comprendí que ya era
hora, se lo pregunté:

–“¿Vamos a la cama?…

Ella sobresaltada me dijo: –“¿ya?, ¿ya lo quieres?…”

–“Podemos jugar un poco, para que te sientas mejor, ahí
estaremos más cómodos…

–“Bueno, pero apaga la luz y dejame quitar la ropa yo sola,
esperame aquí…

Rebeca se dirigió a la cama y yo enmedio de la penumbra la vi
desnudarse parcialmente y meterse bajo las sábanas. Me llamó “ya puedes venir”.
Junto a ella empecé a quitarme la ropa. Ella con atención siguió cada uno de mis
movimientos hasta que dijo: “ay se ve que lo tienes muy grande!, me vas a
lastimar, ¿me dejas verlo un poquito?”, me acerqué a ella, Rebeca encendió la
lámpara del buró y en cuanto vio el miembro erecto exclamó “si, lo tienes
demasiado grande, nunca me cabrá!, mejor no!, vámonos!”. Evité que se levantara
de la cama, “espera Rebe, calmate, vamos a jugar, sólo eso, si no quieres no lo
hacemos, pero algo tienes que hacer con ésto”.

–“Es que me da tanto miedo –dijo la Tetona elevando su mano
hasta alcanzar el miembro extendido ante sus ojos– pero siento tantas ganas,
tengo tantas ganas de agarrarlo, besarlo, de sentirlo en mi sexo…, ven
tantito, dejame acariciarte…”, dijo la chichona.

Me coloqué de pie junto a la cama, justo frente a ella, que
seguía acostada parcialmente en la cama y que para poder apreciar mejor el
erecto se había enderezado un poco, hasta quedar sentada en la orilla de la
cama, dejando al descubierto parte de su voluminoso cuerpo y aquel enorme
brasier que cubría sus monumentales chichotas.

Sin decir palabra con ambas manos se posesionó de la verga,
sus dedos rodearon el lomo del miembro y fascinada miraba como al jalar la piel
del tronco parte del glande se descubría.

Aproveché la fascinación de Rebeca por el erecto miembro para
de forma disimulada bajar los tirantes de su portabustos, y en el momento en que
sus labios se abrieron para posarse sobre la pelada cabezota, mis manos lograron
sacar de su refugio aquellos melones inmensos cuya carne se desbordaba entre mis
dedos al presionar un poco. Era sorprendente, pero lo grandioso de aquellas
ubres era similar al tamaño de sus pezones, inmensos!, casi media chichota
estaba cubierta por aquella carne café claro, que terminaba en el curioso chupón
del pezón erecto.

Los titubeantes besitos sobre mi dura tranca pronto fueron
transformándose. La Tetona casi bufaba y su caliente y agitada respiración me
indicaba que ya estaba ardiendo, pero ella ahí, aferrada a mi verga, besando el
glande con ansia, pero sin dejar que la cabeza penetrara su boquita, presionando
con su mano el lomo e impidiéndome cualquier movimiento, o estaba sumamente
excitada o de esa forma trataba de impedir que le sambutiera el pito hasta la
garganta, o tal vez las dos cosas.

Pese a ello agarrado a sus tetas las levanté hasta hacer que
mi verga quedara entre ellas, era curioso pero los melones eran tan grandes que
fácilmente logré mi cometido, meter entre ellos mi garrote hasta que sólo la
punta asomaba entre los grandes globos de carne y ahora si, iniciar un suave
vaivén, mientras la tetona seguía chupando como becerrito hambriento la cabeza
amoratada.

Luego de innumerables chupadas logré sacar la verga de su
boca y hacer que se acostara sobre la cama. Su temerosa mirada fue la señal de
que ya se acercaba el acto final. Para tranquilizarla me acosté a su lado y la
besé apasionadamente, acariciando sus tetas fofas e inmensas. Ella respondió en
el acto y ya su lengüita se removía dentro de mi boca, así, poco a poco fui
bajando una mano hasta alcanzar su pantaleta, mientras una de mis piernas
trataba de colocarse entre las de ella que mantenía cerradas con fuerza. Como un
último intento para evitar la cogida.

No obstante ello logré deslizar el calzonzote por sus gruesas
piernas, bajándolo hasta las rodillas y en el momento en que mi boca se
posesionó de uno de sus grandes pezones mi mano izquierda hizo su entrada
triunfal en la entrepierna de la gorda. Por todos los cielos!, la espesa
pelambre de vellos lácios totalmente empapada de jugos!, los gruesos labios de
la pepa casi chorreaban, era tan grande su panocha que fácilmente mis dedos
fueron tragados por esa hinchada raja, en ese momento la entrecortada
respiración de la chica se transformó para dejar escapar un largo y profundo
“aaaaaaah!”.

Hizo algo más, en el momento que su grueso vientre se
arqueaba buscando hacer más intensa la caricia de mis dedos en su puchota abrió
las piernas, su pantaleta fue bajando más hasta llegar a sus tobillos, le ayudé
a quitárselas y en ese momento me coloqué sobre ella, entre sus abiertas
piernas, ella adivinó mis intenciones y un apagado “no…!”, se quedó apenas en
un “nnnuujjj”, pues acallé sus inútiles protestas con mi boca.

Ya estaba sobre ella, mi dura verga en la entrada de su
empapado coño, apenas en la entrada. Ahí la dejé, apenas deslizandola suavemente
sobre la raja, mientras mis manos trataban infructuosamente de abarcar la
inmensidad de aquellas tetas y mi boca se atareaba chupando y succionando la
boquita de la Tetona. Imperceptiblemente ella fue abriendo más sus piernas, con
movimientos involuntarios, producto de la calentura que ya sentía. El pito
cumplía con su papel, preparar la penetración, contagiandose de la viscosidad de
aquella carne ardiente, hasta que en momento determinado, solita la cabeza del
garrote fue tragado por la pucha.

Por fin la había penetrado!, todavía Rebeca trató de
separarse, pero sus movimientos fueron infructuosos, más bien hizo más profunda
la penetración, ya la tenía bien prendida, el tronco hasta la base sumergido en
su apretada vagina, su boca se separó un momento de la mía para en apagado
murmullo decir: “no…, toda no…”, pero ya no había marcha atrás.

Tanto ella como yo ardíamos de placer, nuestros cuerpos
fundidos en uno solo vibrando al compás de mis arremetidas, lentas pero
acompasadas, fuertes, el miembro yendo desde aquellas profundidades hasta los
abiertos labios vaginales, para de nuevo llenarla por completo. Los apagados
murmullos de la Tetona, cuya pelvis iba al encuentro del miembro que chapaleaba
en el charco ardiente de ese pozo distendido, se intensificaron. De pronto todo
el cuerpo de Rebeca se contrajo para en el momento siguiente un largo
“aaaaahhhh, ya, yaaaa!” fue la señal de que la gorda se estaba viniendo, seguí
arremetiendo contra ella, sacandole más quejidos en tanto que sus manos se
apretaban contra mis nalgas tratando de apremiar la arremetida. La verga siguió
taladrándola, ahora con más violencia y fuerza, llevándola de nuevo a la cima
del placer. Hasta entonces sentí el apremió de mi propio placer y recordando que
no me había puesto el condón, en el justo momento de la eyaculación saqué el
pito del coño para venirme sobre los lácios vellos largos que poblaban aquella
raja gorda y distendida.

Ambos quedamos como muertos, yo sobre ella, Rebeca con el
cuerpo flojo y los ojos cerrados, mi verga en los últimos estremecimientos del
coito, luego adormilados nos cobijamos bajo las sábanas. Hasta entonces caí en
cuenta que cogerme a la chichona no había costado ningún trabajo, no hubo ningún
obstáculo a la penetración, la chica o tenía un himen sumamente elástico o de
plano carecía de él. No importaba ya, la había poseído plenamente, haciéndola
gozar al máximo.

******

Casi media hora después ella se levantó para ir al baño,
luego se metió de nuevo a la cama, para abrazarme y propinarme besitos amorosos
en la cara diciendo con voz baja: “ya soy tuya, te di mi virgo, todo, todo para
ti chiquito lindo”, no quise sacarla de su error, más bien sonreí y respondí a
sus caricias, pues la tetona ya buscaba con mano ansiosa mi adormilada verga.
Luego de media hora de caricias el miembro estaba listo de nuevo, ahora me la
cogí de patitas arriba, así pude disfrutar del increíble espectáculo de mi verga
entrando y saliendo de aquella extraordinaria raja, los labios menores
distendidos apresando entre ellos el émbolo de dura carne, los jugos pringosos
que empapaban el tronco y lo hacían brillar, la ardiente calidez de aquella
cavidad carnosa y el sabroso palpitar del canal vaginal al momento de que ella
se venía, fue una cogida suave y tierna, pero no menos sabrosa y placentera.
Ahora si me vine dentro de ella, pues con el miembro bien provisto del condón
pude hacerla gozar con los estremecimientos del miembro en el momento de la
eyaculación. Aquella tarde se saqué a la gorda más de media docena de orgasmos y
ella me sacó suficiente leche para dejar adolorida mi verga.

Cuando salimos del hotel ambos íbamos felices y satisfechos,
pero silenciosos, cada uno sumido en sus propios pensamientos, los míos
maquinaban nuevas y más ricas formas de cogerme a la gordita, los de ella quien
sabe, pero iba contenta, más amorosa que nunca.

Sobra decir que la Tetona se convirtió a lo largo de siete
meses en mi culo de planta. Ella por su parte puso sus empeños para tenerme
contento y disponible, siempre listo para llenar los huecos de su cuerpo con
miembro. Hasta bajó de peso!, sus dietas la hicieron bajar algunos kilos, no los
suficientes, pero se veía mejor, más suculenta.

Por mi parte la convertí en una lujuriosa mujer, siempre
dispuesta a mis más extravagantes antojos sexuales. Así, un domingo le rompí el
ano, ese sí al parecer virgen. Entre lastimeros quejidos, primero, y gritos de
placer, después, le enseñé los placeres anales. Todo iba de maravilla, tenía
verija y nalga gratis, hasta que sucedió aquello.

Una noche la urgente llamada telefónica de Rebe me sacó de
mis sueños. El último domingo alguien de su familia nos había visto salir de un
hotel. Era una tía suya, que luego de recriminarle su amoral comportamiento la
obligó a contarle los pormenores de nuestra relación. La pinche vieja esa la
amenazó con que si no ponía fin a nuestros encuentros sexuales la denunciaría
con sus padres, salvo que aceptara yo casarme lo más pronto posible. Si, como
no!, no se lo dije así, sino más bien que trataríamos de solucionar ese grave
problema.

Así poco a poco me fui distanciando de la Tetona, pues una
cosa era cogerme a ese mar de grasa de enormes chiches, que encadenar mi vida a
esa mujer, a quien por lo demás no amaba. Rebeca adivinó mis intensiones y
tratando de retenerme empleó las más diversas estrategias, llamadas telefónicas
y visitas sorpresa a mi casa, pero no logró nada, sólo que el rompimiento fuera
más doloroso, para ella. Con todo, todavía disfrutamos de algunos ricos
encuentros sexuales, hasta que definitivamente nos alejamos para siempre.

Nota.- El anterior relato es verídico, hasta en el nombre de
la chica, sólo que sucedió hace mucho tiempo. En noviembre de 1999, cenando en
un café me volví a encontrar a Rebeca, era mesera. Lo sorprendente fue que ya no
estaba gorda, al menos se había quitado 20 kilos de encima, eso si, se veía muy
rica, atractiva, y aunque intercambiamos números telefónicos nunca pudimos
volver a estar juntos, entre otras cosas porque, según me contó en una de sus
llamadas, estaba metida en un lío amoroso con el gerente de ese restaurante.

es

ONLINE

DafneSedosa

DafneSedosa

30 años

eses

ONLINE

PaolaSweet

PaolaSweet

30 años

es

ONLINE

DirtyHot

DirtyHot

30 años

eses

ONLINE

DulceLatido

DulceLatido

30 años

Tags: , , , , , ,
Categorías Amateur, Morenas, Porno, Tetas, Videos porno

One Response

  1. Elsingonsito dice:

    Estaba buena la historia y la gorda tambien que ricas son las gordas con todos esos kilos de grasas en todo su cuerpo. Me imagino que tan grande tenia la gorda ese gran coñote virginal y hasta mamaba verga rico..

Leave a Reply



  • Aprovechan su noche en el hotel

    Esta pareja ha decidido, por su aniversario, ir a pasar la noche a un hotel cercano a su casa pero con algo de encanto, la mayor razón es poder follar sin que los vecinos los escuchen y durante un dia no tener que hacer nada en casa. Para una pareja […]

  • Una rubia muy fuerte

    Esta rubia se pasa todo el día en el gimnasio y se puede ver que es verdad. Y necesita algo de dinero para sus cosas y pagar el gimnasio así que no se le ocurrió nada mejor que hacerle un streptease a un señor de su gimnasio que veía algo […]

  • Recopilación de corridas faciales a chicas amateur

    Aunque a los chicos nos encante corrernos encima de las chicas, no siempre tenemos la ocasiones de poder hacerlo, por eso siempre que nos dejan intentamos grabarlo o al menos sacarle una foto para recordar que esa cara la hemos llenado de leche hasta dejarla chorreando. Alguno de nuestros fans […]

  • Ellas mismas se hacen fotos muy guarras

    Las chicas son unas cerdas y en ocasiones son ellas mismas quien se hacen muchas de las fotos que por aquí os enseñamos y aunque parezca mentira hoy os vamos a enseñar varias de esas fotos que acaban subiendo a algunas redes sociales y colocando en foros para enseñar que […]