Mi novio no se corre, dispara blandas balas de color blanco y con un olor muy extraño e indefinible, por eso, al final he optado por hacer lo mismo que hago con el sol. Protegerme. Protegerme con mis gafas de sol de los chinos. Me siento cómoda y segura, jajaja, parezco un anuncio de compresas. Y a el le da igual, de hecho creo que ahora que puede ver su leche calentita caer por mis gafas le gusta mas correrse en ellas que encima mía o en mi boca. Y además nos da mucho morbo luego, cuando las llevo por la calle, que todo el mundo me vea con ellas… ¿somos raros?
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