twitter de vecinitas tumblr de vecinitas rss

es

ONLINE

MikaelaPink

MikaelaPink

30 años

es

ONLINE

SaphireAngel

SaphireAngel

30 años

eses

ONLINE

AlbaB

AlbaB

30 años

es

ONLINE

ClaraShein

ClaraShein

30 años

Sexo anal: relato y video

19-11-2010 - Publicado por admin

anal.jpg

Desde hace algunos meses había notado que las cosas no andaban bien entre ellos. A decir verdad no me molestaba en absoluto la situación, claro que no. Obviamente nunca estuve de acuerdo con el hecho que mi padre se separara de mi madre, y mucho menos que a los pocos meses metiera en la casa a otra mujer.
Es cierto, yo preferí quedarme a vivir con él, pero eso fue básicamente porque pensé en mi y en mi libertad, libertad que nunca podría tener con mi madre vigilándome y sobreprotegiéndome todo el tiempo.

Al principio no me fije en Verónica de una forma lividinosa. En mi rol de adolescente rebelde solo me correspondía ignorarla y rechazarla por pretender ocupar el lugar de mi madre. Sin embargo, mas tarde comenzaría a ver a aquella mujer de otra manera…

Mi habitación resultaba estar muy cerca de la que ocupaban mi padre y Verónica…demasiado cerca, diría yo.

En más de una oportunidad pude escuchar discusiones y reclamos, pero otras veces llegue a escuchar los más excitantes sonidos, gemidos y gritos de placer provenientes de ambos.

Muchas pajas me eche escuchándolos así y muchas otras imaginando el cuerpo desnudo de mi madrastra que a partir de dicho maravilloso descubrimiento me empezó a interesar sobremanera. Verónica era una mujer de 36 años, enormes y preciosos ojos café, labios gruesos que coronaban su boca…hacían tener esa típica apariencia de la mujer que sabe y le gusta, ciertamente muy inquietante.

Sus senos no eran grandes, pero si muy redonditos y firmes, sin embargo, el verdadero espectáculo eran sus glúteos. Aun cuando usara pantalones sueltos o vestidos volados, uno podía notar lo duro que estaba su culo, y siempre, siempre, bien parado…verla tan quebradita de perfil era más que suficiente para que mi imaginación y mi pene volara al viento.

De vez en cuando me sentía terrible por desear de esa manera a la mujer de mi padre. Pese a que habían pasado un par de años desde que Verónica se instalo en casa yo mantenía la misma actitud de rechazo frente a ella, una actitud que ciertamente solo pretendía disimular lo caliente que me ponía y, porque no decirlo, evitar que mi sentimiento de culpa aflorara por negarme a asumir que dicha mujer era la querida esposa de mi papa.
Como dije al iniciar este relato, entre calenturas y bajas pasiones por la mujer de mi padre, había logrado percibir que las cosas no marchaban bien entre ellos, lo cual solo tenía una explicación posible: la prioridad en la vida de mi padre no había cambiado en absoluto y su mujer actual estaba padeciendo lo mismo que mi propia madre.
En más de una oportunidad escuche a Verónica reclamarle mayor atención a mi padre, incluso en el campo sexual y, aunque me queda claro que ella siempre se esforzó por evitar que la mujer del servicio o yo mismo escucháramos algo, las reacciones violentas de mi padre traían por los suelos las aspiraciones de mi madrastra de un reclamo discreto.
Lagrimas van, lagrimas vienen, pero al amanecer siempre estaba fresca y con una sonrisa. Se le pasaba entre quehaceres de la casa y sus severas rutinas de ejercicios. Inclusive, para ese tiempo había logrado instalar un gimnasio en uno de los ambientes de la casa en el que pasaba muchas horas bajo el ritmo contagioso de la música aeróbica.
Siempre regresaba de la universidad como a las 2 de la tarde y en alguna oportunidad pude verla salir toda sudorosa rumbo a su habitación.
La visión de su cabello húmedo y las gotas de sudor rodando por su rostro me ponían realmente a mil. Sin embargo, solo un “hola” escapaba de mis labios, obteniendo como respuesta otro “hola”, pero bastante más cordial, con una sonrisa. Pareciera que a pesar del tiempo transcurrido, Verónica no había renunciado a la posibilidad de conquistar mi afecto y siempre se dirigía a mí con mucho aprecio y una sonrisa. Si ella hubiera sabido el gran afecto que en ese entonces ya sentía hacia ella…
Era una tarde de verano cuando de pronto me aparecí en su gimnasio. Toque la puerta y nadie me abrió. Quizá la música estaba demasiado fuerte y por eso no escucho, por eso insistí. Al cabo de unos pocos segundos se apareció ella bañada en sudor y jadeante; sin poder ocultar su asombro mi miro y me dijo…
Rodrigo… que sorpresa… dime… ?¿e puedo ayudar en algo?
Yo, con el mismo gesto indiferente solo atine a decirle: quería saber si me permitirías utilizar tus aparatos de gimnasio… me gustaría desarrollar un poco mi cuerpo….
Ella abrió sus ojazos y me dijo: pero claro, son tuyos… puedes utilizarlos cuando quieras…, coronando siempre sus palabras con esa deliciosa sonrisa.
Pase a la sala y le dije: Pero no te molestara que este aquí mientras tu haces tus rutinas de ejercicios. No, para nada, olvídate -dijo ella-… pero si a quien le incomoda es a ti, por favor olvídate de que estoy aquí y haz lo tuyo.
Olvidarme de que estas aquí… ja!, -me dije para mis adentros- era una mujer hermosa, pero por todos los cielos! que buena que estaba!.
En efecto procure que ella creyera que ni la miraba, pero a cada vuelta que se daba, mis ojos se clavaban irremediablemente en su maravilloso culo. Yo me senté en la máquina de pesas como quien se sienta en una butaca de cine a ver la película ganadora de 15 Óscares. En verdad estaba disfrutando el espectáculo, pero hubo un detalle que no tome en cuenta…
Durante todo el rato que permanecí admirando disimuladamente a mi madrastra mantuve una erección realmente brutal. Sentía mi pene como una estaca, pero por el hecho de estar sentado en la máquina de pesas podía disimularlo más o menos bien, sin embargo, de un momento a otro Verónica dejo de hacer ejercicios y dijo casi gritando
-..¿Pero que haces Rodrigo? -mientras se acercaba rápidamente-.
Yo me quede helado sin saber a lo que se refería y solo atine a pronunciar un infantil.
¿yo?… nada!… mientras mi erección permanecía intacta, impávida e imperturbable, a pesar del susto.
Si vas a hacer ejercicios tienes que tener mucho cuidado de como lo haces, si sigues haciéndolo así, con la espalda toda torcida, lo más probable es que terminarás lastimado -dijo ella-
Todo esto mientras con sus manos corregía la postura de mi espalda, echando hacia atrás mis hombros y pasando la palma de una de sus manos a lo largo de mi espalda. Como es obvio, el contacto de mi cuerpo con las manos de la mujer que quería poseer con locura hizo que mi erección alcanzara niveles inimaginables.
No supe donde meterme cuando vi que en determinado momento Verónica se percato de mi erección. Fue solo medio segundo en que su mirada se detuvo en mi entrepierna y se dirigió rápidamente a mis ojos. Simplemente quería que la tierra me tragara, pero obviamente eso no ocurriría. De manera muy discreta, ella continuo hablando. Como nunca la había tenido tan cerca percibí su aroma, admire sus labios y me deleite con el subir y bajar de sus senos al ritmo de su respiración. Hubiera querido decirle que era una mujer deliciosa, que me parecía la mujer más sexy que había visto y que daría cualquier cosa por hacer el amor con ella.
Se apresuro en mirar el reloj y salir a ducharse, no sin antes insistir en que tenía que tomar eso de los ejercicios con mucha calma. Esa noche papa llego tarde, como siempre, no dijo nada y se acostó a dormir. No se oyeron reclamos ni ruidos de amor; simplemente el silencio. La situación entre ellos se tornaba cada vez peor.
Como no había vuelto al gimnasio luego de mi vergonzosa primera experiencia, al cabo de unos días, luego de salir de sus ejercicios Verónica me pregunto..
-que ha ocurrido contigo, ¿por que nos has continuado con los ejercicios?
En ese instante me paso por la cabeza la idea de tumbarla en el piso, ahí mismo!!! y abalanzarme sobre ella!!!, pero mi temor pudo más que mi deseo.
Agradecí su preocupación y que me parecía un lindo detalle de su parte… y arriesgándome medianamente le comente que en verdad me parecía un poco difícil la situación. ¿La situación?, me dijo sorprendida. Me quede en silencio con la mirada baja. ¿Que situación, Rodrigo?, insistió. Yo aspire mucho aire y le dije: Lo que pasa es que para un joven como yo resulta sumamente inquietante estar frente a una mujer tan hermosa como tú, Verónica. Es eso… y encima así… moviéndote al ritmo de la música… no sé…. estás muuuuy bien, eres demasiado hermosa…
Esperaba la reacción mas volcánica de la tierra y ya me sentía desterrado, por mi mente pasaron mil excusas para poder explicarle a mi padre y a mi madre tamaño comentario, pero la reacción de Verónica me sorprendió tremendamente.

¿Hermosa?… ¿estoy demasiado buena?… ¿te parezco todo eso, Rodrigo?…
Lo que menos esperaba era una pregunta, y asumí que cualquier respuesta no haría sino empeorarlo todo. Pero bueno, como imagine que ya no podría decir nada peor, continué con mi osada confesión.

La verdad si, -le dije temeroso- y estoy seguro que tu sabes perfectamente que es así. Es imposible que no seas consciente de tu atractivo físico. Eres una mujer realmente…-me quedé callado-.

¿Realmente…? –dijo ella-

EXCITANTE! –Dije nervioso por tal situación-.

Vaya, vaya… no puedo creerlo… todo lo que hago para ver si mi marido se fija en mi… y es su hijo quien lo aprecia.
No creas que me siento decepcionada. Para nada!! por el contrario, es un tremendo halago el que me digas todas esas cosas. Tu, a tus años y con tu porte tan apuesto podrías fijarte en chicas jóvenes y preciosas… sin embargo yo te parezco hermosa… y demasiado buena… uuffffff…

Solo es la pura verdad -le dije- mi papa es un tremendo afortunado por tener a una mujer como tu… debe ser muy feliz contigo y yo lo envidio mucho (no me importó nada, me lancé de lleno a la piscina, con o sin agua).

Ay Rodrigo… las cosas entre tu papa y yo no van muy bien que digamos… tu lo conoces… Sé que nunca te caí bien, pero te juro que yo estoy enamorada de tu padre… pero al parecer el no tanto de mí… en fin.

Para mis adentros me dije que tampoco se trataba de llevar las cosas al plano afectivo, así que trate de retomar la conversación para llevarla a un plano más interesante:

Sabes perfectamente que la del problema no eres tu… estoy seguro que con ese cuerpazo no deben faltarte pretendientes.

Bueno, bueno… ya dejemos eso… está bien que me sienta halagada por las cosas que me dices, pero no pienso permitir que mi hijastro me corteje. Que eso quede claro, ¿me entendiste, pequeño?.

¡OOOOOOOOOOOOOOOOuch!… ese “pequeño” me dolió en el alma y la verdad fue un freno de poder increíble. Los días pasaban y fui notando algo extraño en Verónica. No volvimos a tocar el tema y fijamos un horario para utilizar la sala de ejercicios. Casi nunca coincidíamos al entrar o salir, pero ahora las tenidas caseras de ella comenzaron a cambiar en forma paulatina.

Si bien en verano siempre había utilizado vestidos un poco cortos, estos nunca habían llegado más arriba de la rodilla y siempre habían tenido un escote bastante discreto. Ahora, sin embargo, sus vestidos eran bastante más cortos y con tiras muy delgaditas en los hombros. La respuesta solo podía ser una: La muy bribona de mi madrastra disfrutaba de la idea de que un jovenzuelo como yo la deseara y me estaba provocando, pero yo no estaba dispuesto a darle ese gusto. No señor.

Aunque me moría de la excitación, en todo momento me mostré indiferente a su presencia, incluso cuando pasaba delante de mi yo no quitaba la vista de la revista o libro que estuviera leyendo (pero el cielo sabe como deseaba mirarla). Cuando salía me limitaba a gritar desde la puerta: ya regreso… y cuando regresaba solo un: buenas…
Una noche de tantas en la que cenaría en mi habitación estaba esperando a que la señora del servicio me subiera mi comida. Tocaron a la puerta y dije: pase.
Yo seguía atento viendo una página web de letras de canciones que me habían recomendado (ajá, letras de canciones) y no me di cuenta de quien en realidad me había traído mi comida. Era ella.

¿Que ves?… me pregunto. Yo di un respingo y dije: ?Ve..ve..verónica!. Sí, soy yo. ¿Que pasa?, dijo ella. No nada, solo que me sorprendiste… como tú nunca me traes la comida…. respondí. Bueno pues… siempre hay una primera vez, o no?… la señora del servicio me pidió salir esta noche porque tiene a su hermana enferma… además se supone que soy el ama de casa aquí… se supone que soy tu mamita… jajaja… decía mientras caminaba mirando todo a su alrededor.

Tomando aire y continuando con mi actitud de indiferencia, le dije:
Bueno, muchas gracias. Te lo agradezco en verdad y seguí mirando el monitor de mi PC como asumiendo que se iría. Ella no se fue.
¿Que te pasa, Rodrigo?, pregunto muy seriamente. ¿Que me pasa de que o que?, replique yo. Hace algunas semanas te morías de excitación y deseo por mi pero de pronto parece que yo no existiera para ti…

Mi alma esbozo una sonrisa de éxito y satisfacción mientras ella seguía hablando…
Dime, ¿acaso no te has dado cuenta de mi nueva ropa?… ¿de mi nuevo color de cabello?…
Lo de la ropa, claro que me habia dado cuenta, pero con lo del cabello sí que me dejo extrañado, en verdad no me había dado cuenta pero al final de cuenta, ¿alguna vez me fije en su cabello?.

Asumiendo mi postura de niño correcto, le dije:
Sabes perfectamente que lo del deseo y la excitación siempre fue cierto… se que viste mi erección y creo que hasta la disfrutaste, solo que aquella vez tu fuiste muy clara y terminante. Tu no ibas a permitir que tu pequeño hijastro te corteje. Eso me quedo muy claro.
¡¡Uuuuyyyy!…? Se enojó el muchachote! dijo ella en son de burla ya veo que no sabes aquello de que el no de una mujer quiere decir quizá, ¿eh?…

Yo no podía creer lo que estaba escuchando. La mujer por la cual me había hecho cientos de pajas se me estaba regalando en mi propia habitación; era algo realmente increíble, me puse de pie y de un empujón la tumbe en la cama sin dejarle opción a reaccionar. Al caer se elevo su vestido y pude apreciar su fina tanguita blanca que luego quedo nuevamente oculta por la tela del vestido. Se quedo ahí quieta, tal como había caído, pero respirando muy fuerte dejándome ver como sus pechos subían y bajaban.
Me pare delante de ella y de un solo movimiento me quite la camiseta blanca que llevaba puesta y la arroje lejos de ahí. Me arrodille muy cerca de la cama y recostando mi cara en el filo del colchón comencé a acariciar sus pantorrillas muy lentamente… suaves y firmes. Ella estaba de lado y poco a poco la fui girando hasta que quedo hacia arriba. Con mis manos seguí subiendo por sus rodillas… pase a sus muslos y a partir de ellos mis manos se perdieron dentro de su vestido… subía y bajaba mis manos con energía pero con sensualidad.
Mis dedos comenzaron a rozar su vagina delicadamente cubierta por la fina tanguita blanca.
Lentamente me fui deslizando entre sus piernas de manera que pudiera quedar con la cara frente a su sexo. Instintivamente ella abrió sus piernas para que su vestido se subiera más…

Me incorpore y me puse de rodillas… mientras me aflojaba el short para quitármelo la miraba…con los ojos entrecerrados y la boca abierta… yo le decía: Vas a ser mía!

Ni bien dije eso se incorporo como una posesa y, sin esperar a que me quitara el short se me abalanzo encima… me hizo caer de espaldas y en un movimiento felino se metió toda mi verga en la boca. La chupó de una forma que hasta hoy no puedo olvidar. Con un frenesí indescriptible… gimiendo, susurrando, gritando…. me suplicó que le llenara la boca con mi semen y ante tal suplica, no pude soportar más!! Descargue sobre su boca toda la leche que había estado guardando durante meses para ella.

Mi excitación era tal que seguía firme. Al ver Verónica esto me dijo..cógeme!…
-yo le pregunte- ¿que dices?… ella estaba desesperada… comenzó a decir más fuerte: cógeme… cógeme… y yo la calentaba mas diciéndole: no te escucho, perra… tienes que suplicarme que te coja…
Entonces se puso como una loca y abalanzándome sobre mi empezó a gritar cógeme!!… yo estaba realmente alucinado por el comportamiento de aquella mujer y, a decir verdad, también me puso medio loco.

La tumbe nuevamente y empecé a arrancarle el vestido… le hacía daño, la forcejeaba mientras ella ayudaba a desvestirla… Su vestido rojo de flores quedo hecho añicos y allí estaba ella, con brassiere y tanguita divinos, entregada a mi por completo. En un movimiento rápido le quite la tanguita mientras ella misma hizo lo propio con el brassiere. La tenia desnuda… la mujer de mis sueños y mis pajas estaba desnuda ante mí, lista para ser cogida como un animal.
Me abalance sobre ella y con lujuria indescriptible me prendí de sus senos… duros, hermosos… con unos pezones completamente erectos…deliciosos. Mientras eso, mis manos acariciaban sus muslos y siguiendo sus movimientos fui separando sus piernas hasta que las tuvo recogidas sobre su abdomen. En ese momento me volvi a arrodillar dirigiendo mi verga dura hacia su vagina que se encontraba totalmente mojada. Faltaba poco para verla llorar de placer… suplicaba entre sollozos que se la metiera hasta el fondo, pero yo quería hacerla sufrir un poco… quería que en verdad suplicara.
En esa postura apoye la punta en la entrada de su vagina, sin meterlo… solo me limite a darle un leve empujoncito para que lo sienta ahí… para luego empezar a recorrerla toda… de arriba hacia abajo… lentamente. Su respiración se hizo más agitada y pude percibir convulsiones en su cuerpo… comenzó a gritar como loca, al punto de que me llego a preocupar que alguien pudiera escucharla…
La suerte estaba echada. Aquella noche me tiraría a mi madrastra y la gozaría hasta el final.

A esas alturas, el vocabulario de Verónica se había reducido a una sola palabra: Métemela!… métemela!…, y la repetía con desesperación, cada vez más fuerte. Yo, que no era ningún amante consagrado, comencé a sentirme algo afectado por la experiencia, al punto de sentir las sensaciones propias de la inminencia del orgasmo sin siquiera haberla penetrado. Fue así que me decidí a distraer un poco mi atención hacia una actitud algo mas calculada, lo cual me permitiría disfrutar mucho mas y al mismo tiempo hacer que ella lo disfrutara mas.

Como mi glande en la entrada de su vagina levante una de sus piernas hasta tenerlas al alcance de mi boca. Así empecé a lamer y mordisquear su pantorrilla, cuidando de no penetrarla aun. Sus gemidos se hicieron más profundos y su respiración se torno más agitada. Ahora tenía sus dos pies a la altura de mi pecho con la humedad de su sexo empapándome. Ya no pude soportar más. La penetre con toda mi fuerza metiéndosela hasta el fondo.
Su respuesta fue un grito animal y ahogado que la llevo a la gloria mientras yo empezaba consumirme en el placer. Nunca antes imagine lo importante que eran todos los sentidos para el acto sexual, desde el tacto de la piel mojada de la amante ocasional, hasta el sabor de su sudor, su olor, sus sonidos y sobre todo, su imagen.
Era alucinante ver como sus pechos duros y parados se agitaban al ritmo de mis embestidas y escuchar la sincronización con sus gemidos eran un placer exquisito.
Definitivamente, esa era toda una mujer; se movía de una forma íncreible, jadeando y suspirando, siempre pidiendo más y atrayéndome hacia ella con sus firmes y hermosas piernas.

Cuando senti que me venía empecé a bombear con total salvajismo… toma… ahhh. Ahhh..toma…¡¡¡aaaaaaaahhhhhhhhhh…!!!… fueron mis últimas palabras antes de inundar su concha con mi semen y empezar con alaridos de imposible entendimiento. Ella me acompaño en el orgasmo y me apretó fuertemente con sus piernas mientras balbuceaba: siiii… siiii… mmmm… que rica tu leche… mmmm. Caí rendido a su costado y aun jadeante, ella se metía dos dedos en su concha. No podía dejar de sorprenderme de las actitudes y costumbres sexuales de Verónica, pero, ¡por todos los diablos!, ¡que afortunado que soy!.
Me gire un poco y busque su cuerpo, busque sus labios para besarla, nos besamos, con ternura apasionada. Me encantas, alcance a decirle, y ella me sonrió mientras acariciaba mi rostro.

Mientras nos besabamos, ella muy lentamente se fue colocando sobre mi… empezó a besar mi cuello, mi pecho, mi abdomen, mientras yo jugaba con su cabello y lo desordenaba. Continuo bajando y bajando hasta que llego, se dio cuente inmediatamente que ya estaba nuevamente dura y palpitante. La contemplo casi con devocion… la acaricio… le dio de besos… la lamio suavemente y por último se la trago entera. No hubo movimientos bruscos ni desesperación, sino todo lo contrario. Metía y sacaba lentamente mi tranca de su boca y por momentos hacia que su lengua recorriera toda la extensión de mi glande… lo succionaba. Yo estaba al borde de la locura con tal demostración y ella disfrutaba cada uno de mis gestos y mis quejidos de placer. Empezó a masturbarme suavemente mientras seguía mamando… me miraba a los ojos y me hacía gestos de arrechura total… yo estaba a punto de estallar y me dijo: ¿te gusta, papi?… ¿te gusta cómo te lo chupa tu madrastra?… ¿quieres correrte en mi boca?… ¿o prefieres hacerlo en mi cara… o en mis tetas?… pídeme lo que quieras, amor… lo que tu quieras. No aguante más.

Quien este leyendo esta historia podrá darme la razón de que la palabra en un momento de lujuria puede tener el mismo efecto que la mas hábil caricia… y para mi, en ese momento, las palabras de aquella increíble mujer me hicieron estallar. Chorros interminables de mi semen comenzaron a salpicar en todas direcciones hasta que Veronica opto por meterla a la boca muy rápidamente. Los últimos chorros de mi orgasmo fueron directos a su garganta, porque los anteriores mojaron su cabello, sus ojos y sus hombros. Yo gritaba y ella disfrutaba cada gota, lo saboreaba, lo paladeaba y sonreía con la mayor expresión de gusto que había visto jamás.
Mientras mis músculos se distendían luego del orgasmo, ella recostó su cara en mi pubis, luego levanto su cara hacia mí y me dijo: quiero más!!!.

Estuvimos más de tres horas en mi habitación y fue glorioso, cada encuentro fue mejor que el anterior!! en el inicio de lo que se convertiría en la más audaz de mis aventuras de cama… disfrutando a la mujer de mi papa.

es

ONLINE

DulceAbigail

DulceAbigail

27 años

es

ONLINE

Isabela

Isabela

29 años

es

ONLINE

Maira

Maira

30 años

es

ONLINE

KamGirlLove

KamGirlLove

28 años

Tags: , , ,
Categorías Amateur, culos, Mamadas, Porno, Relatos Eroticos, Tetas, Videos porno

Leave a Reply



  • Asiduos de vecinitas follando

    Quién dijo que aquí solo aparecen parejas desconocidas que cuelgan sus vídeos en internet? Hoy os traemos a unos asiduos de vecinitas que aunque no nos muestren mucho más que su polla y el coño y culo de ella, nos demuestra que poco a poco la gente se va animando […]

  • Su entrenador personal tiene algo muy gordo

    Hoy nos hemos encontrado con una latina impresionante, esta chica tiene un cuerpo de escándalo, un culo grande y blandito que hace las delicias de todos los que lo ven moverse en la calle, unas tetas muy grandes que destacan en su ropa de hacer deporte y aún más cuando […]

  • Juegos de pareja para romper con la monotonía del sexo casero

    ¿Qué hacer frente a la monotonía en el sexo casero? Inventarse unos roles y llevarlos a cabo con entrega y pasión. Es el caso de esta pareja, que se graba un pedazo de video amateur en el que ella juega a ser la secretaria cachonda que se tira al jefe […]

  • Rubia se graba en lencería con su móvil

    Esto que os vamos a enseñar hoy es algo que nunca habíamos visto por aquí anteriormente por que es algo muy extraño, que las chicas se graben para sus novios aun es más o menos normal si lo hacen con la webcam o si son los chicos las que las […]